Fiorella Fumero y Seidy Casasola
"La experiencia de Jesucristo se manifiesta sobre todo en medio de las penas y de los combates, por una esperanza que sobre vive a todas las tempestades" P. Teodoro.
Para educar en la esperanza hay que amar, amar incondicionalmente. Una persona que no se siente amada por si misma y por los demás, no será capaz de mirar al futuro con deseo. Y esto se transmite desde muy pequeñito. El niño, el joven, debe descubrir en sus padres, en sus educadores, a personas que lo aman como es, que confían en él y que le dejan hacer.
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Y aquí, los que somos cristianos, todavía experimentamos algo mucho más fuerte. Dios es aquel que más ama, que siempre ama, que siempre perdona, que siempre nos espera, que siempre está, que no se cansa.
La esperanza se enseña en la escuela con nuestros actos, nuestras buenas obras, nuestra manera de vivir, nuestras obras de misericordia, nuestro tiempo entregado, nuestro compromiso, nuestra preocupación por el prójimo.
Esperamos mucho aprendizaje, lleno de buenos valores, ejemplos y deseos para toda la comunidad internacional de Sion, asi como compartir nuestras aspiraciones, deseos, nuestros motivos para “querer seguir”, para “vivir”. Animar a perseguir el sueño, la meta, a hacer un mejor camino para nosotros mismos, nuestros estudiantes, compañeros de trabajo y padres de familia…