Al igual que la zarza ardiente, en nuestra labor como docente nos enfrentamos a múltiples situaciones diariamente; desde la perspectiva del estudiantado y de la personal también. Estamos rodeados de niños y niñas que necesitan de nosotros tanto en la enseñanza - aprendizaje, como la escucha, la palabra y por que no mantenerlos en nuestras oraciones. Desde lo personal, porque estamos en una búsqueda constante de superación, porque ésta será de satisfacción personal pero también de ayuda para los pequeños a nuestro cargo en la escuela. Por lo anterior es que, vivimos en un constante aprendizaje porque como maestros debemos dar lo mejor, en una incansable búsqueda de siempre aprender para siempre dar lo mejor, como la zarza que se mantiene encendida pero no se consume. Siempre con la esperanza de ser los mejores para agradar a Dios.
Yendry Sánchez Chaves
Víctor Hugo Ramos